23.11.08

de la posibilidad de la mirada sin relato

photo by dutuotime
A principios de esta semana violentos enfrentamientos han tenido lugar entre un grupo de manifestantes de una pequeña localidad de la provincia de Gansu y la policía. Los ciudadanos furiosos protestaban frente a la sede del PCC debido al anuncio de la construcción de una nueva sede gubernamental, destruida durante los seísmos del pasado mayo, cuando ellos, expulsados de sus casas en 2006, esperan desde entonces a ser recolocados por las autoridades. Parece ser que el control y la censura del partido sobre la prensa ha dado un giro en estos últimos meses y, conscientes de las dificultades de bloquear imágenes y noticias, que acaban circulando por Internet de cualquier modo, las autoridades han decidido aflojar su control . Ha sido el caso estas semanas de las noticias sobre crisis financiera, o una importante huelga de taxistas! por ejemplo. Los problemas sociales en China son diversos y enormes, dadas sus dimensiones. Los casos de expropiaciones, de expedientes de regulación, explotación de trabajadores inmigrantes y ausencia de servicios sociales básicos como son la salud o la educación, se ven agravados por el deporte nacional de la corrupción. Aún así, como pueblo disponen de un sentido de la solidaridad y el trabajo, de la supervivencia frente a situaciones adversas y capacidad de reconstrucción muy superiores a la nuestra. Algo de esto parece querer desprenderse de la exposición El la ciudad china, miradas sobre la transformación de un imperio, del cccb, que quiere evitar tópicos e intenta ofrecer una mirada más transversal sobre lo arquitectónico, social e histórico. Me gustaba la idea de confrontar construcción y destrucción, reconstrucción y deconstrucción, como una especie de mantra en la realidad china, en la realidad de cada uno de nosotros, en el fondo. Me resultó, sin embargo, un chasco. Estuve en la conferencia de presentación de uno de sus principales responsables y comisarios, donde se dijeron algunas cosas interesantes, otras no tanto. La exposición dispone de material visual excelente, algunos cortometrajes, entre ellos uno firmado por el propio Jia Zhangke, fotografías e imágenes de archivo antiguas de ciudades como Pekín, Shanghai, Chonqing o Guangdong, algunos trabajos de artistas. Pero en conjunto resulta algo vacía y aburrida, sin apenas relato, sin historia, diría yo. He tenido que ir dos veces, la primera me quedé sin saber.... Me quejé a Albértigo diciéndole que quizá hoy en día resultara demasiado difícil hacer exposiciones, y que el formato de exposición interdisciplilnar estuviera ya obsoleto, -“Todas me parecen iguales” El me contestó que quizá fuera porque por aquí los que las montan, siempre son los mismos (!!) Este jueves al menos iré a escuchar a Manel Ollé, en una mesa rendonda que seguro es interesante.

16.11.08

del apresuramiento

photo by Photo-hog

(perdonen, pero hoy sigo con lo que el Dr. Frikosal designa con la etiqueta de "Mis luchas")
La estupidez está (para mi) en esa gente que cree sistemáticamente que su tiempo es más valioso que el de los demás, y todo en su vida lo sitúan bajo ese signo de urgencia imaginaria, obsesiva y paranoide. Esa gente, estúpida, suele ser además maleducada y poco considerada con los otros (claro, no tienen tiempo). Perdieron la paciencia y con ella parte de sentido de realidad y restos de la cortesía que alguna vez le inculcaron, y que ahora consideran un lujo. La cortesía, insisto desde aquí, no es un lujo, sino más bien un derecho que valdría la pena preservar.
Dicho esto paso a hablar de otra urgencia, más china, psicoanalítica e interesante: “toda creación aparece en la urgencia, y toda urgencia tiene lugar en el desbordamiento de la palabra” (de Función y Campo de la Palabra) La Khan sitúa la emergencia del inconsciente en ese apresuramiento, que precipita por último la verdad de todo sujeto. Lo interesante además es que, como nos explicaba Mercè, la de Lacan no es una verdad que emerja de uno solo, sino de la relación del uno con los otros. De ahí la noción de campo inter-subjetivo. También en el seminario sobre los 4 discursos tuve otra pequeña revelación precipitada, esta semana: el saber, que en un principio se sitúa como meta en el inicio de un análisis (uno busca un saber sobre sí mismo y su sufrimiento, sobre lo que le pasa), cambia a lo largo de éste, no sólo de lugar (ya no estará en el lugar de la producción, o de agente) sino también de estatuto: en la fórmula del discurso del analista el saber ya no es algo que debamos producir, ni un objeto de consumo, o de intercambio, sino una verdad que se dice o se sabe a medias, velada para el sujeto, y que se le escapa continuamente. El saber debe producir cambios y tener efectos en la vida de uno, pero no se trata de acumularlo ni utilizarlo para despejar todo enigma de nuestro día a día.
A raíz de mi post anterior me enteré, en el reverso, de la posible traducción de Billeter al castellano, y escribiendo ahora sobre este saber-otro me he acordado de esos títulos maravillosos de los libros de Li Zhi que contaba Billeter, de los que ya hablé aquí: Libro para quemar y Libro para esconder, que me parecen evocar este lugar deslizante y efímero, activador en cualquier caso, y tan poco definitivo del saber. La revolución, como la procesión, también puede ir por dentro.

8.11.08

para qué escuchar a china?

under the rain by shivalemur
Tengo una íntima amiga que trabaja desde hace más de 10 años como experta en temas de legislación medioambiental en pesca internacional. Además de eso, es una de las expertas mundiales sobre el krill de la Antártida, Hace poco, de paso por Barcelona, me habló de la dificultad de entendimiento con gobiernos como el japonés, y me confesó que creía que parte de los presupuestos y energías dirigidos a la sostenibilidad deberían invertirse en la resolución de esa incomunicación. ¿Cómo, siendo Japón un pueblo tan sensible a la naturaleza y exquisito en sus tradiciones y en otras cuestiones colectivas, puede producirse tal desencuentro a la hora de las negociaciones sobre leyes internacionales que incumben al planeta entero? Para ella no había duda de que el desconocimiento cultural de los agentes negociadores era una de las causas principales del punto muerto en que se encuentran estos asuntos aún hoy en día.
Como sabrán no soy ninguna defensora de los discursos culturales, al contrario, me fastidian bastante y no suelo desperdiciar ocasión para criticarlos. Alguna que otra vez he citado lo que dice J. F Billeter al respecto en esa especie de biblias que son sus ensayos para mí: Los discursos culturalistas les sirven (a los gobernantes del mundo) porque, creando división, se ofrecen inagotables medios de manipulación. El discurso culturalista tiene otros efectos perversos: simplifica lo que es complejo o lo ha sido. Detiene lo que estaba en movimiento, especialmente cuando define una “cultura” para hacerla comparable u opuesta a otra. Es por lo general apologístico y carece de crítica. Reivindicando la unidad de la cultura de la que habla, no es capaz de observar las contradicciones, ni las discontinuidades; no concibe las rupturas pasadas, ni por lo tanto las que pueden producirse. Al tiempo que cultiva la nostalgia de antaño, nos encierra en un puñado de en sueños fragmentados.
Sigo pensando que el entendimiento de China puede sernos más útil de lo que pensamos, y no sólo por lo que este país supone en la economía mundial de este momento histórico. En este sentido el lector hispanohablante lo tiene crudo. Al tiempo que se multiplican por librerías del mundo las obras de François Jullien, se extiende un supuesto discurso filosófico sobre china creado por él, aplicado a no sé cuántas esferas de la vida cotidiana, al que se van apuntando desde diversos sus ámbitos, y con la misma falta de rigor unos y otros. Ya lo decía Amelie Nothomb en su Sabotaje Amoroso, China tiene el sorprendente poder de convertir en pretenciosos a todos aquellos que han estado allí, incluso a todo aquellos que hablan de ella. La pretensión induce a escribir, De ahí la ingente cantidad de libros sobre China.
Por supuesto, entre tanto ser humano impelido a escribir sobre ella, muchos son los que no sólo nos inspiran, sino que nos enseñan y nos permiten avanzar y se han hecho necesarios (de mi máximo agrado y de por aquí, ya lo saben Manel Ollé, Alicia Relinque, Anne Hélène Suarez, o Pedro Ceinos, Rafael Poch desde Pekin).
A lo que iba, en estos momentos existe en el panorama internacional una interesante y fructífera discusión entre François Jullien y el sinólogo suizo que yo siempre cito J.François Billeter, que el lector hispanohablante se está perdiendo. Billeter escribió hace un par de años un libro del que hablo a menudo, dando lugar, más allá de lo anecdótico del título, a una discusión que apuntaba al análisis histórico, el pensamiento, lo político y la revisión y lectura de autores tanto antiguos como contemporáneos. Los libros de Billeter (con una excepción), las entrevistas o artículos al respecto siguen sin ser publicados en castellano (uno de ellos se titula precisamente China tres veces muda.) A mi me parece que el poco interés de los editores en nuestra lengua es sintomático de la indiferencia y la superficialidad con la que se tratan temas que nos atañen y que nos ayudan a comprender mejor el mundo en que vivimos.
Esta semana me enteraba que el corresponsal de la vanguardia, mi (muy) admirado Rafael Poch ha dejado Pekín y ha sido enviado a Berlín. La verdad, la noticia me ha entristecido. Esta semana iré a ver la exposición sobre la ciudad china de la que ya hablé y que ya ha llegado al cccb de París, también espero ir a escuchar a Begoña Ruiz de Infante en el encuentro organizado alrededor de La mujer china: cultura y bagaje; y en casaasia parece hay una exposición de la pareja Rong Rong- Inri.

5.11.08

happy-obama for us all * * * !


dragon in flight, originally uploaded by phitar.

1.11.08

trazar una forma

shodo by Catching flies
Trazar una forma supone desde el pensamiento freudiano una proeza para el ser humano. Todo grafismo evoca en nosotros la pérdida primera de la representación del cuerpo, que perdemos en el momento de la represión (esto no es mío, sino de Gerard Pommier, vaquero ilustre del psicoanálisis). Escribir, dibujar, especialmente en chino y a través de su caligrafía supone, según Lanselle, renovar infatigablemente la dramaturgia inconsciente de esta tachadura y su puesta en presencia de nuevo. En China y en Japón existe un goce de la escritura, como experiencia de lo real y más allá de cualquier simbólico, desconocido para nosotros, -algo de esa puesta en presencia, en escena, en juego o en cuerpo.
Esta semana empezamos el espacio de El color del Viento con Mercè, en el que me leyó un capítulo de la biografía de Lacan de E. Roudinesco, donde la autora alude a un goce diferente que éste pudo vislumbrar entre el vacío mediador chino y la cosa japonesa, y que pudo identificar como propio. Mercè es rápida, generosa, brillante, y yo he dejado de sentirme tan sola en esta búsqueda algo ciega. Luego tuve un sueño. Desde hace muchos años, mis sueños además de transmitir material inconsciente, suelen comentar con ironía mis preocupaciones o deseos, burlándose de mi. O al menos yo me he acostumbrado a leerlos así. El miércoles, y no exenta de cierta burla hacia mis obsesiones chino-lakhaniano, me encontré con el propio Jacques Lacan mientras dormía. Yo le preguntaba entonces por ese goce japonés que él había descubierto, relacionado con el trazo, la letra y el saber y sobre el que escribió y habló en 1971. Él no me contestaba, por supuesto, pero yo me había autorizado para hacerlo y su lugar en el sueño era parecido al mío ahora, marginal y algo excéntrico y seguramente eso también me alivió.

* el goce es un concepto psicoanalítico que apunta al más allá del principio de placer descubierto por Freud, la pulsión de muerte. Lacan utiliza el término goce para dar cuenta de las relaciones del sujeto con la satisfacción. Esas modalidades de goce particulares a cada uno son las que quedan desveladas en un análisis y sobre las que se trabaja con el fin de que el sujeto pueda desprenderse de las que lo torturan y le impiden hacer algo con su deseo.